La articulación del hombro está formada por una combinación de músculos y tendones diseñados para soportar el húmero (hueso del brazo superior), el omóplato y la clavícula). Tenemos una gran variedad de movimientos que permiten lanzar objetos y rascarnos la espalda. Sin embargo, esta gran flexibilidad implica el riesgo de emplear el hombro en exceso, lo que provoca síndromes y lesiones.
El dolor de hombro puede comenzar en el hombro mismo o en los músculos, tendones y ligamentos circundantes. Muchos pacientes acudirán a la clínica con quejas de dolor articular en el hombro que no están directamente relacionadas con el cuello y el codo. Las causas comunes son artritis, inflamación de los tendones o tendinitis, inflamación de la bolsa (bursitis) o incluso una rotura de una estructura de soporte, como el manguito rotador o un ligamento. Puede ser necesaria una radiografía o una resonancia magnética para evaluar aún más la fuente del dolor.
Las opciones de tratamiento no quirúrgico incluyen una inyección en la articulación periférica que coloca un fuerte antiinflamatorio para disminuir el dolor y la irritación. Si ya recibiste una inyección de cortisona, te recomendamos no arriesgarte a daños adicionales con inyecciones repetidas. En cambio, considera tratamientos de medicina regenerativa como plasma rico en plaquetas, terapia de medicina regenerativa o terapia de inyección de factor de crecimiento. La fisioterapia también puede ser necesaria en combinación con el tratamiento no quirúrgico.